La mujer en la antigua Grecia

22.03.2024

Las mujeres, en el antiguo mundo griego, tenían pocos derechos en comparación con los ciudadanos varones. Sin derecho a voto, a tener tierra, o heredar, el lugar de la mujer estaba en la casa y su propósito en la vida era criar hijos.

En contraposición a lo que le tocaba a la mayoría de las mujeres, algunas excepcionales, y excepcionalmente, consiguieron elevarse por encima de las limitaciones de la sociedad griega, y ganarse un reconocimiento duradero como poetas (Safo de Lesbos), filósofas (Areta de Cirene), líderes (Gorgo de Esparta), y médicas (Hagnódice de Atenas).

Niñas

Al igual que en muchas otras culturas agrarias, dominadas por los hombres, las niñas corrían un riesgo mucho mayor de ser abandonadas por sus padres al nacer, que los hijos varones.

Los hijos asistían la escuela, donde el currículo abarcaba la lectura, la escritura y las matemáticas. Una vez dominado lo básico, los estudios se dirigían hacia la literatura, con Homero, por ejemplo, la poesía y la música (especialmente la lira). El atletismo también era un elemento esencial en la educación de un joven.

Las niñas recibían una educación similar a los niños, pero con un mayor énfasis en la danza, la gimnasia y el dominio de la música, que se podía mostrar en competiciones musicales, festivales y ceremonias religiosas. El objetivo de la educación de una niña era prepararla para su papel en la crianza de los hijos, sin estimular su desarrollo intelectual.

Chicas jóvenes

Se esperaba que las mujeres jóvenes llegaran vírgenes al matrimonio. El marido, normalmente, era elegido por el padre, estableciéndose una dote. Si una mujer no tenía padre, entonces sus intereses (perspectivas de matrimonio y gestión de propiedades) eran atendidos por un guardián (kyrios o kurios), que solía ser un tío u otro pariente masculino.

Casadas normalmente a la edad de 13 o 14 años, el amor tenía poco que ver con la unión de marido y mujer (damar). Obviamente el amor podía surgir en la pareja, pero lo que cabía esperar era la philia: un sentimiento general de amor o amistad; eros, el amor del deseo, normalmente el marido lo buscaba en otras partes.

Se esperaba que todas las mujeres se casaran; no había previsiones ni posiciones en la sociedad griega para las mujeres adultas solteras.

Mujeres casadas

En el hogar familiar, se esperaba que las mujeres criaran a los hijos y gestionaran las necesidades cotidianas del hogar. Contaban con la ayuda de esclavos, si el marido podía permitírselos.

No se alentaba el contacto con hombres que no fueran familia, y las mujeres en general ocupaban su tiempo en actividades de interior, tales como cardar lana o tejer.

Podían salir y visitar las casas de los amigos y podían participar en ceremonias y festivales religiosos públicos. Que pudieran asistir, o no, a las representaciones teatrales, sigue siendo un tema discutido por los expertos. Lo que está más claro, es que las mujeres no podían asistir a asambleas públicas, votar u ocupar cargos públicos. Incluso el nombre de una mujer no se podía mencionar en público, por buenas o malas razones.

Las mujeres casadas estaban, al menos a los ojos de la ley, bajo la autoridad total del marido. Escritores como Aristóteles no tenían ninguna duda de que las mujeres eran incapaces, intelectualmente, de tomar decisiones importantes por sí mismas.

Se esperaba que las mujeres fueran fieles a sus esposos, pero no así al contrario, ya que los maridos podían disfrutar libremente de los servicios de prostitutas, de amantes dentro del hogar y de cortesanas.

Cualquier mujer que no preservara el honor de la familia, (protegiendo así la legitimidad de la línea masculina), era culpable del grave crimen de moicheia ,lo que le prohibiría participar en las ceremonias religiosas públicas.

Un marido que descubriese que su mujer tenía relaciones sexuales con otro hombre podía asesinar al amante sin miedo a ser procesado.

Si moría el padre de una mujer, normalmente esta no heredaba nada si tenía hermanos. Si era hija única, entonces el tutor o el marido, si estaba casada, se hacía cargo de la herencia. En algunos casos, cuando una mujer soltera heredaba las propiedades de su padre, se la obligaba a casarse con el familiar más cercano, normalmente un tío.

Las mujeres podían heredar a la muerte de otros parientes masculinos, siempre y cuando no hubiera herederos masculinos. No podían hacer testamento y, a su muerte, todas sus propiedades pasaban a manos del marido.

Otros roles

Obviamente, las mujeres también existían en las otras clases de no ciudadanos. Como esclavas, habrían realizado todo tipo de tareas y también habrían trabajado en negocios, tales como tiendas y panaderías.

El grupo del que se tiene más información es el de las trabajadoras sexuales. Aquí las mujeres estaban divididas en dos categorías. La primera, y quizá la más común, era la prostituta de burdel (pornē). La segunda categoría era la prostituta de más clase (hetaira). Estas últimas estaban educadas en música (especialmente la flauta) y cultura, y a menudo tenían relaciones duraderas con hombres casados. También era esta clase de mujeres la que entretenía a los hombres (en todos los sentidos) en el famoso simposium, la fiesta privada para beber a la que solo acudían hombres.

Bibliografía

  • Bagnall, R. et al. The Encyclopedia of Ancient History. Wiley-Blackwell, 2012

  • Boys-Stones et al. The Oxford Handbook of Hellenic Studies. Oxford University Press, 2009.

  • Hornblower, S. The Oxford Classical Dictionary. Oxford University Press, 2012.

  • Kinzl, H. A Companion to the Classical Greek World. Wiley-Blackwell, 2016.

  • Artículo de: Mark Cartwright. 

  •  Traducido por: Rosa Baranda.